Hoy hace varios años que mi abuela Elisa dejó este mundo. En realidad ya lo había abandonado un poco años atrás, cuando dejó de hablar y su cuerpo de responderle. Pero nunca dejó de mirar. Sus ojos se hicieron grandes, muy grandes e intensos, una tarde cuando le recordé quién era yo, y lo que no pudo decirme de palabra, me lo dijo con la mirada. Ese es el último recuerdo animado de mi querida abuela. El otro, que nunca me abandona, son las magras con tomate.

Ella era capaz de sentar en su mesa a quien se hallara en casa a la hora de la cena: los hijos, los nietos, y la vecina que había pasado a traer el santo; su casa era tan grande como su hospitalidad, y en la despensa guardaba un jamón prodigioso, que cortado en gruesas lonchas y bañado en tomate, alimentaba multitudes hambrientas. Qué hubiera hecho ella con unos pocos panes y unos peces...

Ella era la risa y el descontrol. La despensa vacía y la mesa repleta. La compra a las dos de la tarde. La mejor abuela que hubiera podido desear. Se fue en la noche más mágica del año, no podía haber sido de otra manera.


Magras con tomate al estilo de mi abuela


Ingredientes para doce desamparados


Un jamón serrano del que cortaremos lonchas gruesas, un bote grande de tomate frito, a poder ser embotado en casa en temporada, aceite de oliva virgen extra.

Elaboración


Cuando observemos que llega la hora de la cena y nadie se mueve del sitio, tomamos la iniciativa, y ya con el mandil bien ajustado, anunciamos con alegría que vamos a hacer unas magricas para cenar.

Hacemos caso omiso de quienes digan que ya se van, nunca es cierto. Tomamos el jamón de la despensa y cortamos veinticuatro lonchas, dos por barba, mientras seguimos el hilo de una animada cháchara.

Cual cocinero de Rota, perdemos un rato buscando la sartén adecuada, y una vez hallada, dejamos caer en ella un chorro de aceite en el que freiremos ligeramente las lonchas de jamón. Cuando estén fritas por ambos lados, añadimos el tomate en conserva, el cual se encuentra en lo alto del armario más inaccesible de la cocina.

Nos empleamos a fondo en la charla mientras el contenido de la sartén se quema ligeramente dejamos que se cocine unos minutos a fuego lento y servimos.